domingo, 3 de febrero de 2013

ser tú: tú, tú, tú

Eres varias, eres todas, eres ninguna, eres tú. Eres la que más te gusta y la que odias. Te amas, te desprecias. Te sonríes, aprietas los dientes pensando en ti misma. Esto sí: ya no quieres ser nadie más, ya entendiste que los demás son siempre mejores que tú en ser ellos entonces para qué intentar ser otra.

Hoy para ser tú intentas el sí: sí. Sólo algunas veces dices no porque natural, brota. Para ser tú es necesario ser el no soy. Sí, algo así.

Desde que volviste a esta ciudad te deslizas con velocidad sobre la montaña de cemento, te deslizas, te caes, te levantas, te sacudes y sigues. Como cuando estabas en la montaña de nieve, como cuando intentabas esquiar con todas tus fuerzas y tu mente y terminabas con todo el cuerpo extendido al ras de la nieve viendo a los otros pasar, los otros que pasaban con sus vidas y sus hijos y sus risas y tu no lograbas avanzar,  te encajabas entre piedras blancas imaginarias, miedo. Intentando desprenderte de aquello que no forma parte de tu vida y vas cargando, ¿qué es eso que llevas y a dónde? Hoy estás de nuevo en la montaña, hoy es gris no es blanca, hoy estás con los brazos abiertos bajando deslizando tu cuerpo ¡Eres parte de ellos! De los que se deslizan y fluyen y avanzan y ríen y viven y siguen en busca del brinco, del salto, del vuelo. No pares carajo no hay nada que temer la muerte está siempre y nunca hasta que llega y ya no importa. Sigue carajo, tú sigue.

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