domingo, 25 de marzo de 2012

coincidencias, rodeos y algo más

Me CAGAN los eslogans que dicen algo más. Pastelería Azucena, pasteles, pan y algo más. Accesorios Diana, bolsas, joyería y algo más. Es como etcétera. O los puntos suspensivos... Es un mensaje de me da hueva pensar qué nos distigue. Algo más sobre eslogans es como traigo inyectada la frase "a la parrilla sabe mejor". Entonces la he puesto aquí para que aquí se quede y más vale no vuelva a mi cabeza. STAY. Como a un perro.

Queremos un perro.

Ciula muere por una perra pero yo quiero un macho. Me gustan los machos. Roar. Quiero un perro que se llame apio. Aaaapiooo ven, ven, ven apio. Me da un poco de miedo volverme una dueña sobreprotectora en constante soliloquio de empalagos. Las veo por todas partes en todos los parques. Hay una que vive en mi piso y en los tres metros que van de su puerta al elevador suelta alrededor de cinco adjetivos hacia su mascota: ay cuchi reina cosa preciosa linda. GAG.

Ciula estaba guardada en el cajón de mi buró de noche, junto con los calzones. Tuvimos algunas visitas y ella prefirió esconderse. No me escondo. Me silencio. Si es que existe el verbo. Silenciar. Yo me silencio... tú te silencias... etcétera y algo más.

Comencé a leer a Clarice Lispector. El mejor halago que he recibido de uno de mis textos es que se parece a algo que escribe Clarice Lispector. No me lo creí pero me gustó escucharlo. Y ahora que la leo revuela como mariposa en puta primavera. Entonces tal vez sí lo creí tantito. Poquitito. No quiero ofender a la Srita. Lispector que en paz descanse. Y curioso que mi texto anterior en el blog se titula "Ángela" y su alter-ego, el de Clarice, se llama Ángela. Me gustan las coincidencias. Siento que el sol o la vida o dios de barbas blancas guiña el ojo. Como si avanzaran un montón de nubes rápidamente y saliera dios con sus barbas blancas y QUICK cerráse su ojo. Así.

Yo no escribo, vomito textos. Curioso por algún tiempo fui bulímica. Mi nombre es Lucía y soy (o fui) bulímica. Real. De las que comen y vomitan. De esas. Sí si soy un estuche de monerías rotas pero siempre lo escondo como todo y como todos. Qué frase tan cagante. En fin. Mi literatura parece nacer de un impulso atratagantador de lectura y después un vómito constante de palabras, frases y algo más.
Ciula se ríe de que pongo "mi literatura" JAJAJA ¿a poco no me imaginas con un cigarro y lentes pensando oh' mi literatura? yo que sois una escritora tan reconocida y salgo en las contraportadas de mis libros fumando COFF COFF COFF. Y Ciula dice "no mames".

TENGO que escribir varios textos pero NO LO ESTOY HACIENDO. Me divierto escribiendo esto y solo esto y algo más.

Ahora es justo y necesario (en verdad es justo y necesario es nuestro deber y salvación) copiar un texto de la Srita. Lispector de quien me voy enamorando. Lo siguiente son algunas frases sueltas de su libro Un soplo de vida (Siruela, 2008). Y dice así:

"Escribo como si fuese a salvar la vida de alguien. Probablemente mi propia vida" "Siempre fui e inmediatamente dejaba de ser" "La sombra de mi alma es el cuerpo" "Soy feliz a deshora" "Peligro hurgar en lo que está oculto, pues el mundo no está en la superficie, está oculto en sus raíces sumergidas en las profundidades del mar" "Existir me da a veces taquicardia" "Cuando siento una inspiración, muero de miedo porque sé que de nuevo viajaré solo por un mundo que me rechaza" "yo que escribo para librarme de la difícil carga de ser una persona" (Lispector, 13-21)

PUAFF Srita. Lispector me gustaría conocerla en la siguiente vida espero quedemos en un mismo plano de la realidad.

Me despido para intentar escribir en serio JAJAJA, Ciula se ríe y me hace reír. A la parrilla sabe mejor. Adios.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Ángela

Si voy a morir, moriré; si voy a sufrir, sufriré; pero no me moriré ni sufriré atragantándome de mierda.

Cuando me anunciaste "estoy embarazada" y antes de decir cualquier cosa "pero creo que lo mejor es abortar, sólo quería que lo supieras" no pensé en algo, o quién sabe qué pensé pero me quedé callado, colgué, abrí mi correo electrónico y seguí con mis pendientes de trabajo. Salí a comer y antes de que nos sentaran en la mesa, esperamos unos minutos fuera. Había ahí una mujer muy parecida a ti. Tal vez un poco más joven y con el cabello rojizo. Traía a su hija colgada de las manos. La bebita trataba de pararse sola pero no podía. La mujer soltaba una sonrisa por cada intento. Pensé que eso es una felicidad que no está hecha para todos, o no para mí, que es para otros. Nos pasaron a la mesa. No supe de qué se habló en las dos horas, obtuvimos un contrato nuevo y con esto yo debía estar contento. Ángela, yo sé que no te conozco o nos conocemos nada. Nos hemos visto sólo dos veces. Yo te vi una vez más, pasaste frente a mi oficina sin saberlo, llevabas dos bolsas de tela, una en cada brazo, traías lo que supongo eran las compras del mercado. Caminabas derechita, no volteando a ninguna parte, sólo al frente, con la mirada fija. Entiendo que estás buscando seguir adelante con tu carrera o eso fue lo que pensé con tu plática. Yo no te ofrezco algo en específico, pero pienso que me gustaría, si tú quieres, sólo si tú quieres, que tengamos al niño o niña. Quiero hablar de esto en persona, repito si tú quieres y si lo que aquí te escribo tiene algún sentido. Espero tu respuesta... Eduardo.

Ángela iba saliendo de la clínica cuando vibró su celular. Caminó al metro con la vista al suelo. Sacó el celular automáticamente y antes de revisarlo, lo volvió a guardar. Caminó unas cuadras más y sentó en la jardinera de un árbol. Se sentía cansada. Vio pasar a un grupo de niños vestidos de uniforme gris. La cruzaron también señores en traje y loción barata. Se mezcló ese olor con el aceite de motor y de los puestos de comida de por ahí. Su estómago se revolvía. Sacó su celular otra vez y otra vez lo guardó. Recargó su cabeza en sus brazos y vio la banqueta a través de sus piernas y pies. Al levantarse sacó el celular por tercera vez y ahora sí leyó el correo que le había llegado. Se quedó aquí parada en la esquina, mientras las personas teníamos que rodearla para poder pasar. Sintió un vacío al centro de su cuerpo, como si tuviera el ojo de un remolino de mar en el ombligo. Terminó de leer el correo, guardó el teléfono y se fue con la cabeza en alto hasta subir al metro. En el vagón se acomodó al fondo. Entre filas desordenadas de personas, estaba lleno y hacía mucho calor siendo invierno. La gente se reacomodaba constantemente, Ángela se tomó fuerte del tubo mientras el tren avanzaba. Recorrió varias estaciones hasta que comenzó a llorar. Un llanto un poco atragantado. A su alrededor algunos se dieron cuenta y la veían de reojo, éstos se quedaron inmóviles esperando algo o pensando. Aferrada al tubo, el tren siguió hasta que Ángela perdió su parada, se bajó cuando el vagón casi se vació y sin saber a dónde había llegado. Vio el letrero y cruzó por las escaleras hasta estar en el lado contrario. Su cara se había recompuesto. Mientras esperó el tren llamó por teléfono a Eduardo, al tercer timbre, escuchó su voz, el tren llegó y ella colgó subiendo al vagón vacío.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Los cuentos de Adrián

Adrián y yo comenzamos a escribir al mismo tiempo. No sé si al mismo tiempo, pero esa es mi sensación. Yo escribía un "cuento", se lo leía y él me leía el suyo. Comentábamos. No llegábamos a algo o tal vez sí.
     Después cada uno empezó a escribir por su parte y ya no nos leíamos. Yo seguí escribiendo (después me enteré que él también) pero ya no lo buscaba. Me convencí que para leerle a Adrián o a cualquiera debía escribir mucho más, antes de hacer perder su tiempo a alguien. Sobre todo a Adrián, un ávido lector.
     Nuestros gustos difieren, él odia a Hemingway; yo no soporto a Proust. No importa. Los textos de Adrián me gustan o más bien no me disgustan. Lo escucho cuando lee. Es difícil escuchar cuanto tu también vas a leer y cuando tienes varias voces dentro.
     Ninguno habíamos publicado nunca. En nuestras reuniones llegamos a contar una cantidad de papeles acumulados que después llegaban a la basura. Yo escribía mi cuento nuevo reusando las hojas del cuento de Adrián. A veces en nuestra cita tomábamos café, vino, fumábamos, dialogábamos y cuando estábamos a punto de comenzar a leer nuestros textos decidíamos dejarlo para otra ocasión. Los cuentos de estos días eran lanzados al bote vírgenes a los ojos del otro.
    De Adrián dejé de saber hasta que supe que había publicado.
    Un día leyendo un suplemento vi el título de un cuento sobre un gato y vi el nombre Adrián Cisneros. No pensé que fuera él. Podía haber en esta ciudad otro escritor con el mismo nombre. Venía una descripción de licenciado en tal, maestría en y cuentista desde... entonces supe que era Adrián. Leí el cuento y era bueno y era sobre un gato. No era nada como sus otros cuentos que yo había escuchado y leído. Me molestaba que el protagonista fuera un gato pero el cuento era bueno y al releerlo lo comprobaba.
    Le hablé por teléfono a Adrián y me lo confirmó. Era su cuento. Ante mi insistencia nos vimos esa tarde en un café. Adrián tuvo que irse y yo pedí otro americano y saqué mi cuaderno. Quería escribir pero no dejaba de pensar en Adrián y su cuento del gato.
   Una señora que él había conocido, esposa de uno de sus jefes, tenía varios gatos. Le pidió a Adrián que escribiera un cuento sobre ellos. Adrián lo hizo. Escribió un cuento por encargo y era bueno. Me terminé el café, no escribí ni una palabra, pagué y me fui.
   Adrián me aseguró que la publicación de su cuento también había sido una sorpresa para él. Pensé, ah la esposa, claro.
   Los cuentos de Adrián y los gatos siguieron. Ahora no sólo publica en ese suplemento sino en varias revistas. Ha dado algunas pláticas y está por comenzar a impartir un curso sobre cómo escribir un cuento. También supe que iba a publicar una compilación.
   Yo sigo escribiendo. Intenté crear un cuento sobre el gato de mi portero. El cuento quedó de tal manera que cada vez que escucho los ronroneos de lola me dan ganas de salir a patearla.
   He enviado varios cuentos a diferentes revistas y concursos, nadie me contesta.
   He pensado en escribirle a Adrián y preguntarle cómo. Cada vez que comienzo a redactar ese correo cierro la página. Mi basurero se ha seguido llenando.

domingo, 11 de marzo de 2012

experimento fallido

Lucía tiene un problema de ansiedad. Va y viene. Es como la lluvia en esta ciudad. Mañana y tarde el sol está brillando y en cuestión de minutos se acercan las nubes, llueve y graniza. Así es. No le interesa pronosticar su ansiedad. No es que quiera anotar en un calendario marzo 11: ansiedad. Y luego calendarizar todo estos días hasta encontrar un patrón. No. Más bien qué significa esa ansiedad. Es parte de su mente, de su cuerpo pero por qué. Ha comprobado que la ansiedad se incrementa cuando está próximo su periodo. Le resulta una reverenda "mamada" que la luna también pueda afectar. Lo ha escuchado y a falta de respuesta lo toma como posibilidad. Qué estupidez. No sé si me voy a enamorar pero veo en mi horóscopo que este mes hay un amor en puerta, entonces qué emoción. Estúpido, estúpida, estúpidos.

No es necesario explicar todo lo que quiere hacer para descifrar hoy su ansiedad, o las posibilidades de la vida de esta sensación a lo largo de su vida. Lucía va a tomar una cerveza y va sentir lo que siente mientras yo intentaré descifrarlo. Será seguramente mala literatura. Y cada vez será peor porque después habrá más cervezas, mezcales, cualquier tipo de catarsis en busca de sensación, sensaciones.

Está abierta la primera cerveza. La cerveza está caliente, su cuerpo frío. Acaba de recibir una llamada de su amiga, por lo pronto su única amiga. Siente burbujas en el estómago. Quiere ponerse a leer sobre qué es la ansiedad en internet (vaya fuente) y sobre qué es la catarsis, sin embargo no lo hace. Y cuando lo hace esto es lo que encuentra "la ansiedad es una respuesta automática que se produce en nuestro cerebro más primitivo y en el sistema límbico al reconocer la existencia de un peligro inminente. Lógicamente, podemos observar que los animales huyen del peligro o lo evitan.
Esa es la principal característica de la ansiedad, evitamos las situaciones riesgosas. Huída o evitación son los síntomas típicos de la ansiedad", reconoce la mala redacción, debe leerlo varias veces por esto y a causa de los efectos de la cerveza que han comenzado.

Lucía siempre tomaba la cerveza muy rápido: para que no se caliente, porque no tiene la sensación que la está llenando, porque no detecta que su mirada se acorta y sus pensamientos divagan, porque no se da cuenta y apenas nota que retardar el efecto será más disfrutable en mayor tiempo. No habrá estos picos a los que ella está acostumbrada. Es algo así como, me da una cerveza, me da otra cerveza, una cervecita más por favor, shot, shot, shot... aaaaaaaaaaahhhhhhhhh el vagón de la montaña rusa está de bajada...baja... aaaaahhhhhhhhh... otra vez, otra vez, otra vez, orgasmo, el primer contacto del azúcar del chocolate en la lengua, el primer beso antes de todo lo que viene, shot, shot, shot... aaaaaaaaahhhhhh, el olor de una naranja cuando no has comido en dos días aaaahhhh STOP toc toc toc toc ¿qué pasó? (no puedo pensar en otra cosa entonces sigo con lo mismo por varias horas) ¿qué pasó? ¿qué pasó? alguien aprieta mis ojos, toca la parte blanca, alguien llena mi cerebro de dióxido de carbono, alguien toma una bolsa de plástico y guarda mi cerebro mientras echa un montón de clavos, cal, piedras pequeñas y revuelve la bolsa como una sonaja o una ensalada césar.

Entonces Lucía es una idiota al tomar, no cuando toma, los efecto no son tan controlables eso está inferido. Alcohol, neuronas, cosas químicas que debes ser un químico o médico para entender. Pero desde que le dan la cerveza. ¿Por qué un trago que dura tres segundos? Un trago de un segundo es suficiente para sentir la cerveza en la boca, la espuma, el sabor y el viaje del trago hasta el estómago. Tres segundos es tratarse de tragar algo más que no está en la cerveza. Pensamientos que se cuelan, miedos, expectativas, dudas, sin ton ni son.

De acuerdo, la ansiedad existe por algo, de vuelta al artículo en internet. Lucía encuentra lo siguiente "Muchos psiquiatras coinciden en que cierto grado de ansiedad es bueno y hasta necesario porque ayuda a formar el carácter de la persona, refuerza la creatividad y amplía el conocimiento ante las posibilidades que ofrece la vida." Cree que la cagaron con su "ante las posibilidades que ofrece la vida". Si no estás buscando ser un cursi subjetivo víctima del discurso por definición del lugar común entonces puedes escribir: de las posibilidades u opciones que tienes para resolver un problema en el día. Lucía cree que la vida es un problema a resolver. También un juego. Y otras cosas. Pero muchas veces en su forma más concreta es un problema. Todo este tiempo Lucía está tomando entonces las descripciones pueden salir afectadas y como imagino: vagas, desencadenadas, desordenadas. Entonces el gran problema es La vida que se resuelve con la muerte o con la felicidad que te puede generar un sentimiento de eternidad y autenticidad. Es fácil llegar a la primera solución: la muerte, o no que sea fácil sino es (...) puaf, no me voy a meter por qué no sé ni siquiera lo que pensamos, ni Lucía ni yo.

Me da risa que todo este tiempo Lucía creía que era ella la del control cuando hoy por ejemplo ella se está poniendo cuete mientros yo escribo. Ella no deja de hablar de escribir y yo escribo. Yo no dejo de hablar de querer ponerme borracha y ella se pone.

En fin, esta esta segunda opción que es crear una solución a tu problema. La vida es ir al mandado, es leer un capítulo del libro, es comer alrededor de tres veces al día, es tomar agua, ir al baño, darse un baño, limpiar el baño. La vida se divide en problemitas y las soluciones pueden ser 49204582340582345 (infinitas). Sin embargo tendemos a buscar cómo le han hecho otros para hacer aquello para poder aplicar un método que para el otro resultó efectivo. No siempre el otro tiene el mejor método, sin embargo aplicar un método ya encontrado y mejorarlo resulta menos trabajo. Por eso parece que copiamos todo pero intentamos mejorarlo, por lo menos, nosotras. Después encuentras que existe todo un manto de ramificaciones infinitas de resolver algo. Entonces al ver tantas posibles opciones puedes llegar a la parálisis. Alguna vez me dijo alguien (alguien importante que ya no es parte de mi vida ni de la de Lucía pero me gustó lo que dijo) demasiado análisis es parálisis. Sí. Nuestra única amiga dice que pensamos mucho las cosas yo pudiera decirle a ella o a los demás es que a veces no piensan suficiente las cosas. Esto es mentira. Mi amiga es muy inteligente y también piensa mucho las cosas pero es cierto que yo puedo llegar a pensarlas más.

La primera cerveza se terminó. Ah qué difícil seguir. Me he propuesto a seguir sin corregir absolutamente nada. Por pereza, porque es un pinche blog y ya.

Con la cerveza no estoy llegando a nada... a Lucía le está dando sueño, ya no quiere otra, le duele la cabeza porque está frente a la ventana y son las 2:00 de la tarde y sí hay sol. 

Hemos preferido volver a intentar este experimento en algún momento. ¿Por qué? Quién sabe, por lo mismo que hemos experimentado otras cosas, el creer que podemos encontrar respuestas.

viernes, 9 de marzo de 2012

mientras Lucía duerme

Lucía duerme. Nos levantamos a las 6:00. Seguimos con esta novela que ayer casi acabamos pero Lucía se quedó dormida, entonces yo también me fui a dormir. Hoy a las 6:00 la terminamos. Cruda, triste, sin esperanza. Muy bien escrita. Al leer la última frase, una frase corta, Lucía cerró la novela y se volvió a acostar. Sin decir una palabra.
Así ha estado desde ayer. Desde que terminó con sus responsabilidades. Primero se llenó de energía y de ideas. Pensó en hacer una cosa, luego otra y otra y otra. Finalmente limpiamos el departamento. Comimos algo que fue toda una sorpresa. Lucía puede cocinar bien cuando quiere. Nos dormimos. Y al despertar Lucía ya estaba en este estado de letargo. Tomó el libro, leímos. Salimos a correr pero caminamos. Regresamos, nos bañamos, leímos, dormimos. En silencio siempre en silencio. Sin música. Sin ganas.
Ahora yo escribo. Lucía cree que no escribo, que no me gusta escribir. Pero no me gusta que sepa que escribo, que me gusta escribir. Ella cree que soy un animalito, y tal vez lo soy, o que soy una niña a la que no se le puede dejar sola. Y tal vez también lo soy.
Me tomo un café y escribo esto, no sé para qué. El café porque me gusta, escribir también pero realmente ¿para qué? No sé

Lucía es maestra desde hace dos meses. Está enamorada de ese rol pero sabe que no puede mantenerlo. No así, no cuando quiere escribir, no cuando tiene estos cerebros vivos, pulsantes frente a ella. Tiene miedo. ¿Están aprendiendo? Nunca sabe. La calificiación del examen no dice algo, ni la del ensayo.
Siente que sus alumnos son mucho más interesantes que por ejemplo sus compañeros en clase de maestría. O tal vez que varias amigas o amigos. ¿Cómo puede ser esto? Tal vez está idealizando, tal vez cree que son más interesantes. Y esto está en su imaginación. Pero es que siente que están vivos. La mayor parte del tiempo. Le causa un poco de desesperación cuando vienen sedados por preocupaciones inventadas por la sociedad-escuela-padres de familia. La escuela los llena de actividades, les quita todo su tiempo porque no los cree capaces de aprovecharlo. No, no puedes tener una hora libre debes hacer esto.
A nosotras, a Lucía y a mí nos cuesta trabajo encontrar qué hacer con el tiempo libre. Es más fácil tener un trabajo que lo absorba, tener actividades, tengo que hacer esto... y luego esto...
Pero cuando ahí está el tiempo esperando y sólo debes tomarlo y buscar a ver qué te trae el día. Es un alucine. Como diría el maestro de Lucía (tiene por primera vez uno de los mejores maestros que puede tener) su maestro ha sido su modelo ha seguir pero él no lo sabe. Y tal vez hasta ahora se ha dado especialmente cuenta de qué es enseñar y cómo hacerlo.
Tiempo libre, son dos palabras poderosas ¿contrarias? cárcel abierta. Cheque en blanco. Vuelo comprado y sin destino. Entonces todo se vuelve una sorpresa si te dejas llevar. También es necesario tomar el timón para ir encontrando.
Lucía ha tenido alrededor de ocho puestos de trabajo en 28 años. Cada vez que es parte de uno busca alguna excusa para dejarlo. No puede pensar en sacrificar su tiempo libre. Ahí es donde vive. Y por lo tanto donde escribe. Pero tiene que hacerlo. Para demostrarle al mundo que puede ser una persona independiente. Y por independencia todo mundo entiende obtener unos billetes para casa, comida, objetos, y que esa casa comida y objetos digan su nombre.
Suena el teléfono (uno de esos comerciales políticos que la pondrán de muy mal humor) Lucía se levanta. Levanta el teléfono, escucha, y cuelga. Tiene cara de fastidio. Odia a los políticos, a la mayoría y a sus campañas que invaden con discursos reciclados. Son tan estúpidos.
Querrá ir a correr, yo también quiero, aunque siempre le hago sentir que no, ella insiste y es cuando corre más rápido y eso me gusta pero ella no lo sabe y yo creo que es mejor.
La veo en es espejo, no sabe qué estoy haciendo, mejor apago la computadora y la espero sentada sin hacer algo.

lunes, 5 de marzo de 2012

we don't

we don't know what to do with our hands so we grab: let go; take a pen: write.
we don't know what to do with our eyes so we sleep: wake up, look; open a book: read.
we don't know what to do with our lips so we speak: shut up; kiss, smile.
we don't know what to do with our feet so we sit: go on, walk, stand up, run, dance, jump.
we don't know what to do with our tongue so we eat: quit; sing, lick.
we don't know what to do with ourselves so we die.

viernes, 2 de marzo de 2012

fotografía

Nos acostumbramos a estar desnudos todo el tiempo. Todo el tiempo. Él ya no se preocupaba por buscar su ropa. Después del baño de antier yo dejé de abrir el clóset. Ya no busqué ni unos calzones. No hacíamos nada. Leíamos pero eso no es algo. Dejamos de comer. Dejamos de dormir. Dejé de ir al trabajo. Dejó de ir a la escuela. Dejamos sonar los teléfonos. Nada nos molestaba. Dejamos de hablar también. Él no se desesperó. Pensé que tal vez iba a correr al segundo día de estar así pero no lo hizo. Es mucho más joven que yo y tal vez por eso me hipnotizaba verlo desnudo. Imaginar su cuerpo en unos años más. Tal vez quería retener el tiempo de su cuerpo. Lo tocaba. Lo abrazaba. Lo soltaba. Se sentaba en el suelo y con su índice recorría desde mi pie derecho hasta mi rodilla, pasando a la otra hasta llegar al izquierdo. Se sentaba detrás de mí y con su nariz iba por mi columna hasta mi cuello. Nos mirábamos a los ojos todo el tiempo. Escuchaba sus párpados al abrir, al cerrar. Estábamos deteniendo el tiempo. Ahí encerrados. Los dos solos. Después de cinco días y ni un solo bocado habló y contesté. Y luego sonó, sonó y sonó su teléfono, después el mío, él se fue a su casa, regresó a la escuela y yo al trabajo. Desde entonces no sé nada de él pero conservo como una fotografía perfecta todo su cuerpo.

luces

Si mantienes la luz apagada y miras por la ventana abierta a las 6:00 en punto de la mañana, ahorita por ejemplo, comienza a ver cómo una serie de cuadros, pequeños y grandes, se van encendiendo. Allá lo lejos, serán en distancia real unas seis cuadras, una pequeña personita (pequeña por mi perspectiva) se está arreglando, empieza su día, tal vez piense por fin es viernes o qué tarde se me hizo o a ver si hoy me animo a preguntarle a esta chava si salimos o...
      Y luego se van encendiendo otra luces en donde viven parejas, familias enteras: uno desayuna cereal, el otro prepara el desayuno para comerlo en la hora de camino al trabajo, uno más bolea sus zapatos mientras termina de lavarse los dientes.
      La rutina, el comienzo del día, el agarre del toro por los cuernos, hoy se acaban los días de trabajo (no para todos). Entonces que comience para que termine y llegue el momento que tanto se ha alucinado durante la semana. Un vaso de cerveza, una cena en aquel lugar, palomitas y películas rentadas (de las tres sólo verán una, las demás medio a la fuerza porque nunca alcanza el tiempo).
       Otros siguen dormidos, soñando, tal vez al levantarse dirán "soñé bien raro", tal vez olviden su sueño y piensen "es viernes, al chingazo" el toro por los cuernos, listo, que termine la semana.

Blah blah blah blah I want coffee now (contribución de Ciula)