lunes, 9 de abril de 2012

No soy yo, eres tú

C: ¿De qué se trata?
L: ¿Qué?
C: Ahora tengo que hablarte en inglés para que entiendas
L: No
C: ¿Tu respuesta fue en inglés?
L: No
C: Te olvidas de mí, peor, te olvidas de ti
L: No me olvido de nosotras
C: No recuerdas mi nombre, ni el tuyo, ni este espacio donde existimos
L: Aquí estoy
C: Porque te he forzado a hacerlo y también porque ahora no te queda de otra "ay me siento sola, sola y tonta"
L: Aquí estoy
C: Aquí estás y no quieres discutir, traes la cola entre las patas: "the tail between the legs"
L: Tal vez
C: Cierra el pu** correo nadie va escribirte lo que yo te escribo
L: Ya
C: Después de haber subido gran parte de la colina te avientas a cualquier agujero, hoyo, y juegas con  piedras, como una adolescente, con el sol directo a nuestra cabeza (a mí sí me quema) y lanzas las piedras hacia arriba y no te mueves, esperas que se conviertan en gotas de agua cristalina y fresca, en algodón de azúcar, y que regresen y al reventarse no duelan, no provoquen sangre y con la cabeza toda ensangrentada preguntas ¿por qué?
L: (suspiro)
C: Mierda Lucía ¿qué pretendes? Enamorarte. Dejar de escribir porque vale más la pena vivir ¿vale más la pena? El amor: la ruptura  del tiempo, del espacio y la muerte; el amor: constantes de vértigo y caída sobre azucenas; el amor: la seducción de un rayo de sol, de luna llena y olor a cáscara de naranja; las nubes en movimiento y vuelo en una cobija hecha de ellas. Salir de ti para ser otra. Volver a ti reencarnando tu yo recién nacida. Lucía, el amor, tu lo inventas y no es él, ni ningún otro, eres tú y tú estás hecha de hojas, hojas en blanco, tachadas, arrugadas, deshechas, no importa. No le des la pluma a quien no sabrá escribir sobre tus hojas, o peor, a quien no será capaz de destaparla, hasta que se seque la tinta, tu tinta porque el miedo será tan grande que no podrá intentarlo. Porque además le ofreces tu piel, tu pulpa y tu corteza, y no le das un pluma sino una navaja para que clave su nombre entre tus piernas o por tu espalda, en tus labios, sobre tus párpados. Sólo me tienes a mi. Olvídate de escribir con sonrisas etéreas sobre la arena, sobre el viento, bajo un mesabanco. Regresa aquí. No perteneces a ningún otro lugar, absolutamente nadie quiere conocerte como eres, nadie quiere conocerse a sí mismo por qué querría conocerte a ti entera, es mejor que lo vayas entendiendo. Deja de llorar, tampoco eso queda impreso sobre las hojas.