miércoles, 10 de noviembre de 2010

yolanda

ya solo vives al pronunciar tu nombre.

eco de tus labios

Resuenan tus besos en mi lecho
contenidos en frascos de seda
abierta la ventana afuera el encierro,
entrada al olvido salida al momento.

Nos hemos gastado las horas silencio,
inventando el amor con el sexo,
creando de tu cuerpo, mi cuerpo,
un país de ilimitado suelo.

Es la hora cero, son las cero horas,
un instante burlar el tiempo,
seducirlo a permanecer quieto, curtirse
en nuestra piel, llegar
(poros adentro)

Calculo la lejanía de tu cuerpo,
un paso o la distancia entre dos hemisferios
un suspiro o un grito dilatado
los fantasmas de tu boca hinchan
(mis pulmones)

Aborrezco tus labios en mis huesos
el zurcido de colores en mi pecho,
olor a destierro, lágrimas convertidas polvo,
el imposible tatuado en el próximo encuentro.

sábado, 6 de noviembre de 2010

esto fue lo que vi

el casado solitario cazando soledades

letras, palabras y puntos suspensivos

tus palabras me llenan la cubeta de agua,
y la vacían;
espejismo y fuego.

si lo que siento es lo que es
por qué buscar recibos y facturas,
fotos y presencia, daños físicos,
al morir solo y sola el alma
tal vez
no conoció al cuerpo.

la soledad me invita al refugio,
en mi cuarto: las ideas
en otros: la plática
en libros: mis inútiles palabras,
podría ser árbol en jardín
en silencio y sin hacer algo, ser.
¿podría?

encuéntrame
estoy detrás de la a, de la m
te descubro espiando
atinando a lo que hay en nubes sobre mi cabeza
y a mis puntos suspensivos

las condiciones son claras
claras como la noche en carretera,
el día para el ciego,
como el amor y la felicidad

te busco en el hondo de un laberinto
me sorprende encontrarte
corro a escurrirme más adentro
y volver a empezar

a veces coincidimos en la mirada
¿eres tú el que escribe esto?
nuestras manos encajan
¿algún día serás la extensión a mis venas
y yo la costilla que te hace falta?