viernes, 19 de julio de 2013

llámese zapato

Hay un zapato, de plataforma gruesa, de tacón, con la suela sucia, o suficientemente gastado, que me aplasta la cara contra el suelo, la empuja. El suelo es áspero o liso, está caliente y quema, o muy frío y duerme la parte izquierda de mi cara. A veces se aligera un poco, no sé si es porque ya me acostumbré a él o porque realmente el tipo o la tipa que tiene este zapato sobre mí ha descansado su cuerpo más sobre el otro pie, o se sujeta de algo. Claro, o se sujeta de algo, como de una cuerda de la cual jala y aligera el peso de su cuerpo. Pero no lo retira completamente. Sigue ahí. Y yo sigo esperando a que se quite. Algunas veces me quejo, otras lloro, otras me da por reírme hasta que me duele la panza; a veces y sobre todo pienso en cuándo irá a quitar su zapato, qué puede hacer el mundo para jalar a este tipo de estar por encima de mi cabeza, imagino posibles razones, como una verdadera urgencia, supongo que alguien se le muere al tipo y entonces y sin pensarlo él correo a ver a su muerto.

He intentado empujarlo con una mano y la otra, también mover mi cuerpo hacia un lado, pero es inútil. Él o ella y su zapato siguen ahí y yo sigo debajo.

Llámese zapato, vida, destino, suerte, literatura, desasosiego, pesadez, vida (ah, eso ya está escrito), sustituya el zapato por lo que más le convenga.

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