Me decidiré a estar con alguien.
Con otro tipo que no eres tú.
Porque tú tienes una idea de alguien.
Que no soy yo.
Soy mejor, peor o distinta.
Distinta más bien.
Estaré con ese otro.
Con alguien más.
Buscaré ser feliz.
Pensaré que todo lo que no es y puede ser.
Es porque no estoy contigo.
Esto será al principio.
Diré es una lástima que no estemos juntos.
Soñaré que estamos juntos.
Lo pensaré al ver a los ojos del otro.
Es una lástima.
Tú pensarás que al que quise y quiero y querré es a ti.
Pero tú no puedes estar conmigo porque no estás bien.
Entonces estarás tranquilo.
Es una lástima dirás alguna vez.
Pero en tu imaginación seré tuya para siempre.
Y sí: no he encontrado a alguien que comprenda lo que busco.
Por lo que: heme aquí.
Y disfruto.
Me disfruto.
Soy mejor a ratos.
Otros no.
Me guardo la que soy.
Y cuando vuelvo a ser llego a disparar.
Tú no te acuerdas.
Yo también puedo actuar, pero odio ser actriz.
Tontito.
Hacerte creer el panorama que quieres.
Pero no quiero porque no soy actriz y no quiero serlo.
Ni intentarlo.
A veces creo que tu cultura te hace creer que eres mejor que yo.
Y la cultura de ella, de la otra, te hace creer que es mejor tú.
Entonces es una batalla de egos.
Al final da risa.
A mí me da risa y me da risa seguir aquí.
Me río de mí más que de ti y de ella.
Queremos decirnos adiós y más nos abrazamos.
Adiós, te beso.
Adiós, me tomas.
Adiós, cogemos.
Cogemos, cogemos, cogemos.
Hasta que me quedo.
Cogemos, cogemos, cogemos.
Hasta que me voy.
Y luego.
Nada.
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